No empecé por vocación sino por hambre. Y yo siempre digo que Dios, un día que estaba de descanso, me eligió para que mi vida cambiara. Y acá estoy. Soy insolente de nacimiento y temperamento. La infancia del pobre siempre es más corta que la del rico. Era una niña pobre, triste y, además, fea. Presentía que iba a seguir siéndolo siempre. Después descubrí que no hacía falta ser bonita. Basta con parecerlo...
El sufrimiento pesa más que la alegría. El éxito es pasajero. En cambio el sufrimiento deja arrugas. Pobre del que vive del aplauso...al aplauso hay que agradecerlo, pero no es posible vivir de él.
Yo he dado mucho, nunca tuve intenciones de ser la más rica del cementerio...
En una vida agitada como la mía, siempre entre bastidores tuvo que haber hombres. Los hombres se acuestan con Tita y se despiertan conmigo.
Algunos que no quedaron ni en el recuerdo. Otros que dejaron una estela que con el tiempo se borró. Y uno que fue sí, el hombre de mi vida, ahora puedo decirlo. Se llamaba Luisito Sandrini y por esas cosas de la vida nuestros destinos tomaron sendas divergentes.
Me enamore una vez...
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